martes, 27 de mayo de 2008

Verguenza deberia darte...mentira.


En la esquina de siempre... y cortó.Ese era el recurrete y vulgar acuerdo.
Solté el teléfono a un costado de mi cama aún despidiendo el aroma de su perfume por el auricular
y el nerviosismo se apoderó de mi expresión, inténso y altanero, como siempre... como nunca.
Sentí fluir la adrenalina en mis venas, la vería otra vez...¡ Qué exitación Dios mio ! ¡ Qué exisita verguenza siento !
No era la primera vez y estaba muy léjos de ser la última.
¿Arrepentida? Si, a veces... sólo cuando me confieso.Soy pecadora de pensamiento, palabra y obra, pero jamás omito.
¿Por mi culpa? Sí, por mi bendita culpa.

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